Toy enamorao

El burro estudiado y la cuentera, después de largas negociaciones sobre la reforma laboral, decidieron darse un tiempo muerto para reflexionar, ya que, como es habitual en ellos, no consiguieron llegar a ningún acuerdo.

Hoy se les presenta otra jornada de trabajo, que Pepa comienza desesperada, pues Mariano no se levanta.

Tras varios toques de diana a los que este hace caso omiso, Pepa decide entrar en la estancia donde duerme. Sorprendida al ver el semblante entristecido, con los ojos abiertos y la mirada perdida, le pregunta:

– ¿Qué pasa Mariano? ¿Perdiste la memoria? Tenemos que empezar a trabajar, te voy a despedir…

– Pero, ¿por qué, Pepa? Si yo no he hecho nada…

– Pues por eso, Mariano, por eso…

– Verás, es que toy enamorao de la flor más bella del jardín, de la estrella más brillante del firmamento, de la golosina más dulce… Vamos, en pocas palabras, de una hembra escultural.

Estaba en el séptimo cielo soñando con ella y con tanto aporreo de puerta y tanto toque de trompeta, el sueño se esfumó… Así que vete, a ver si lo recupero y aprovechando que estamos en San Valentín le pido matrimonio y me caso con ella.

– ¡Pero si no la conoces!

– Por eso me caso, Pepa, porque si la conozco seguro que tiene algo que me echa para atrás.

– Pues yo no lo acabo de ver Mariano… Eso son más perres, otra boca que alimentar.

– ¿Qué quieres, que me quede para vestir santos como tú?

– Más respeto, Mariano, que yo estuve casada.

– Sí, pero te duró menos que un caramelo a la puerta de un colegio, justo el tiempo que le llevó conocerte bien y salir corriendo…

– ¡Deja de sacar los trapos sucios! Mucho sabes de mi vida, Mariano…

– ¡Coño Pepa, pero si sales hasta en el periódico!

Pepa, ¿tú sabes lo que es un día de asuntos propios?

– No, Mariano. En mi manual de la buena empresaria no viene reflejado, pero auguro que me lo vas a explicar…

– Pues así es, Pepa… Si te hubieras molestado en leer el convenio que firmamos los dos, sabrías que tengo derecho a seis días al año para asuntos personales y que no tengo la obligación de justificarlos.

Así que me tomo el día de los enamorados y vete preparando quince días más, ¡que me caso, Pepa!

– Venga Mariano, ¡que tienes más cuento que Calleja!

– Si es que me lo pones a huevo, Pepa… ¿Sabías que ese dicho viene de Saturnino Calleja, que fue un editor, pedagogo, escritor y traductor español, fundador de la editorial Calleja?

Desde el año 1870 hasta el año 1958 publicó gran número de libros de diferentes temáticas, pero lo que le hizo verdaderamente popular fueron las ediciones de cuentos infantiles, pues la sencillez con la que estaban redactados, sus abundantes ilustraciones y su asequible precio propiciaron una enorme demanda. Todo ello, unido a lo prolífico de sus obras infantiles (llegó a publicar más de 2000 cuentos), hizo que pronto se comenzase a popularizar la expresión “tener más cuento que Calleja”.

– ¡Hala! Cuídate, cuentera.

– Y tú que sigas tan sabio, Pitagorín enamorao.

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