Noche de Reyes, noche de ilusiones… QuĂ© no nos falten nunca, porque entonces serĂa perder la esperanza de que en nuestras vidas algo bueno está por venir.
¡Qué bonito es desear ilusionarse con cualquier proyecto que quieras realizar!
Yo siempre digo que es más bonito desear que tener. Una vez posees lo deseado, se acabó la magia y no hay nada más mágico que la carta para los Reyes Magos, donde niños y adultos plasmamos nuestros deseos.
En esta familia es tradición que todos escribamos la nuestra exponiendo nuestras peticiones. La misiva tiene que ser lo más detallada posible, creativa y simpática. (Si no hay carta, no hay regalos).
Lo que voy a contar ocurriĂł un año en el que yo estaba a punto de actuar interpretando a la princesa Pitusa de Fernando Arrabal. La imagen que tenĂa que dar al pĂşblico era la de una joven motera. Necesitaba, entre otras cosas, unos guantes sin dedos que pareciesen de cuero y, cĂłmo no, se los pedĂ en mi extensa e ingeniosa carta a los Magos de Oriente.
Con gran anhelo esperĂ© ese dĂa tan señalado. Cuando me despertĂ© por la mañana junto con mi familia, corrĂ hacia mi zapato y cuál fue mi sorpresa al encontrarme que, junto a los demás regalos, sus Majestades me habĂan dejado un carta respondiendo a la mĂa. DecĂa asĂ:
Querida Carmen,
Sentimos mucho comunicarte que el Ăşltimo par de guantes de piel de imitaciĂłn con dedos cortados que tenĂamos en stock fue solicitado por Betty, una señora neozelandesa muy maja, que acaba de inscribirse en el club de moteras de Tasmania, tras vender su casa y dejar atrás su empleo de toda una vida como secretaria en la Reserva Nacional de Canguros.
Betty se ha comprado una Harley y sueña con volar libre por las autopistas del mundo entero. Lamentablemente, el manillar de su moto no está hecho para unas manos tan delicadas como las suyas y le roza las palmas, provocándole dolorosas llagas que le impiden disfrutar de la plenitud de esta nueva etapa en todo su esplendor.
Comprenderás, Carmen, que no se puede circular a 150 kilómetros/hora por la Route 66 con la melena al viento e ir lloriqueando «¡Ay, ay… Qué pupita!»… Sencillamente no es de recibo.
Por ello, dada la gravedad de su situaciĂłn, y teniendo en cuenta que además la carta de Betty nos llegĂł medio dĂa antes que la tuya, hemos juzgado conveniente enviarle a ella ese Ăşltimo par de guantes. No obstante, nuestros pajes han tomado nota y tu pedido ha sido remitido al departamento de fabricaciĂłn textil, desde el cual confeccionaremos tus guantes con el nivel de calidad solicitado (de mercadillo) y te los remitiremos por correo postal de Oriente a la mayor brevedad posible.
Recibe un fuerte abrazo de Melchor, Gaspar y Baltasar.

