– ¿Con qué pie te levantaste hoy, Mariano?
– Con el izquierdo, como siempre, Pepa. Según los entendidos, es el acertado. ¿Fuiste a votar?
– La duda ofende. ¡Pues claro que cumplí con mis obligaciones, como buena ciudadana!
– ¿A quién habrás elegido…? ¡Seré iluso! Vaya pregunta tonta… Pero sí está cantado.
– No divagues, Mariano, que a lo mejor te llevas una sorpresa… Muchas veces las apariencias engañan.
– Sí, pero los hechos no.
– Bueno, Mariano, es que soy muy variopinta y tengo un poco de todo.
– ¿Qué te pasa hoy, que estás hiperactiva? Parece que te metieron un petardo por el culo. Estás haciendo tanto ruido que se te oye hasta en Bocines… ¿Y todas estas banderitas y guirnaldas, es que celebramos una fiesta…?
– Sí, Mariano, es el aniversario de la creación de nuestra empresa. Llevamos dos años juntos. ¿Verdad que es increíble?
– ¡Rediómela, Pepa! Por fin estamos de acuerdo en algo… Pues sí, es sorprendente que tú y yo llevemos ese tiempo unidos con lo poco afines que somos.
– ¡Mariano!
– ¿Qué, Pepa, qué?
– Tengo una sorpresa para ti. Toma, ábrelo es todo un regalazo, acorde con tu categoría.
Mariano no cabe en sí del asombro y abre el paquete con mucha cautela, ya que de Pepa se espera cualquier cosa.
Según va desenvolviéndolo y viendo lo que contiene, su desconcierto va en aumento y no acabando de creer lo que ven sus ojos, le pregunta a Pepa:
– ¿Esto qué es? ¿Un traje de general? ¿Es que vamos a una fiesta de disfraces?
– No, Mariano, es tu uniforme a partir de ahora. Será tu nueva imagen. Le da más caché y seriedad a nuestra sociedad.
– No me irrites, Pepa, que yo estoy muy bien como estoy.
– Pues va a ser que no, Mariano. Las trazas que llevas dan pena.
– Pepa, ande yo caliente y ríase la gente.
– Tú siempre con tus refranes… Y este, ¿qué quiere decir?
– Se utiliza, Marquesa, cuando uno prefiere su gusto o comodidad a someterse a la opinión de los demás, a los convencionalismos sociales o a la tiranía de Pepa. Se supone que este refrán proviene de la célebre letrilla, un tanto jocosa, que lleva este título, de Luis de Góngora, poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, que dice así: “Traten otros del gobierno, del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno; y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente, y ríase la gente…”
– No vamos a discutir, Mariano, pero, como bien sabes, aquí la que mando soy yo y a partir de ahora irás de general, capitán o soldado raso; me da igual, pero uniformado.
– No vamos a disentir, Marquesa, pero, como bien sabes, el que decide si obedezco soy yo y no pienso ponerme ese disfraz.
– Eres un contestatario. Te voy a sancionar por desacato e incumplimiento del convenio.
– No te atreverás… Te pego un rebuzno que se te van a quedar los pelos como escarpias.
Escucha atentamente, Pepa: cuando veas a los delfines por los tejados, los barcos volar y las gallinas por la mar, pensarás que lo imposible se hizo realidad, pero aun así, jamás verás a este sindicalista vestido de pintamonas. Toma nota para el próximo aniversario: un viajecito al Caribe será lo acertado.
– ¡Vete al infierno, Mariano!
– Eso ya no asusta, Pepa. Hace tiempo ya que lo cerraron.
– ¿Y qué hago yo ahora con el traje?
– Pues lo que se lleva, Marquesa: venderlo en Wallapop.
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