No te vayas, por favor.
¿Qué va a ser de mí si tú no estás?
¿Quién será mi guía, mi escucha, mi confesor…?
¿Con quién lloraré mis penas,
las que desgarran mi corazón?
y mis alegrías, ¿con quién las compartiré?
¿Te acuerdas cuando, de niños, todo era de los dos?
En aquellos mágicos momentos, nada nos separaba…
¿Y por qué ahora sí, por qué te quieres ir?
Una joven primavera los primeros pasos nos enseñó.
Luego llegó el verano, que fortaleza nos inculcó.
El letargo del otoño sirvió para macerar todo el aprendizaje que el largo camino juntos, la vida, nos instruyo.
Y ahora que llega el invierno, colmado de calma y paz para que nos podamos amar,
me quieres abandonar.
No te vayas, por favor.
Sola sin ti, ¿qué será de mí?
