No me llames Soledad, un homenaje a las historias de quienes más han vivido

El pasado 25 de junio de 2025, la Plaza de Trascorrales de Oviedo fue el escenario de un evento muy especial: la entrega de premios del IV Concurso de Relatos “No me llames Soledad”, organizado por la Federación Asturiana de Concejos (FACC). Una cita cargada de emoción y sensibilidad, que busca dar visibilidad a las personas mayores, a sus vivencias, a su voz… y a su soledad no deseada.

En esta edición, el relato ganador en la categoría libre fue “Lágrimas viejas”, de Carmen Alonso Dossantos. Un texto breve pero muy profundo, que nos hace reflexionar sobre temas tan duros como la violación, la enfermedad mental y esa soledad que nadie elige y que muchas personas mayores sufren en silencio. Una historia que conmueve y deja huella.

Además, se concedieron varias menciones especiales:

  • Mención en llingua asturiana: “Nicolás el farrapeiro”, de Fernando Vijande Fernández.
  • Mención municipal (Programa Rompiendo Distancias): “Viviendo y aprendiendo”, de Baldomero Álvarez García.
  • Mención residencial: “La madre de Miguel”, de Carmelo González Mesa, residente en los Apartamentos Covadonga del ERA, en Oviedo.
  • Mención audiovisual: “Todo por la paz”, de Alegría Feito Arias, del Centro Polivalente de Recursos de La Tenderina (Oviedo).

La ganadora, Carmen Alonso, recogió su premio visiblemente emocionada, acompañada por su familia y sus compañeras de teatro. Recibió el galardón de manos de Cecilia Pérez, presidenta de la Federación Asturiana de Concejos, en un acto cargado de cariño y reconocimiento.

Queremos dar la enhorabuena a todas las personas que han participado en este proyecto tan humano. Gracias por compartir sus relatos, por abrirnos su mundo, y por recordarnos que las personas mayores aún tienen mucho que contar y mucho que aportar.

También queremos felicitar a quienes hicieron posible este evento tan especial. La organización fue impecable y el ambiente, perfecto en todos los sentidos. “No me llames Soledad” no es solo un concurso: es una llamada de atención, una forma de dar voz, espacio y dignidad a quienes han vivido tanto… y a veces, son olvidados.

🌿 A continuación, compartimos el poema con el que finaliza el relato ganador “Lágrimas viejas” 🌿

Lágrimas viejas

Las lágrimas en los ojos de un anciano
son las lágrimas más tristes que uno haya podido ver,
porque son lágrimas pidiendo clemencia,
rogando un poco de amor,
por un daño del que se le acusa, sin motivo ni razón…

Se le acusa de ser viejo,
de que interrumpe el camino,
de que ya no rinde como rindió.
La condena: la indiferencia,
el “te miro con desafecto”,
el “ya me olvidé de ti”.

¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras?
Ya nadie pregunta por él.
Solo ven un trasto viejo que ya sirvió y dejó de servir.

Una lucha, un hervor,
en su corazón se revuelven
y a cada latido pregunta:
“¿Era equívoco o acierto, lo que yo antes sentía?”

Pues pensé que me querían
y acabé dándome cuenta de que estaba equivocado,
de que eso no era así,
solo lo parecía,
pues mientras valía, valía,
pero cuando eso terminó,
me convertí en un objeto de esos de usar y tirar.

Las lágrimas de un anciano
son lo más triste que vi.

Este poema cierra el relato con una fuerza emocional que llega muy adentro. Habla del olvido, del abandono, de cómo muchas personas mayores se sienten cuando ya no “producen” o “sirven”. Está escrito con palabras sencillas, pero llenas de verdad y dolor. Su voz es la de tantos y tantas que solo quieren ser vistos, queridos y valorados. Leerlo es un ejercicio de empatía que nos invita a mirar a los mayores con más humanidad, más paciencia y más amor.

Carmen Alonso

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