Moda murciélago

Llega la primavera y con ella pongo en marcha la operación biquini. Viendo que el verano ya apunta maneras, decido ponerme a dieta para lucir más esbelta.

Tras unas semanas, ¡cuál es mi sorpresa al contemplarme en el espejo: la piel me cuelga por todas partes como a un murciélago!

Y ahí es dónde a una se le plantea el dilema de qué hacer con su nueva y maravillosa figura de planta colgante: si enseñársela felizmente al mundo o renovar el armario solo con prendas largas y holgadas y aferrarse al derecho de plena libertad, para seguir utilizando mascarilla de por vida.

Intento ponerle solución comprando y poniendo en práctica todo tipo de remedios, pero ninguno acaba de surtir el efecto deseado…

Desesperada por no encontrar arreglo a tal desaguisado, no puedo sino preguntarme “¿dónde se quedaron aquellas pócimas mágicas que, con treinta y cuarenta años, todo lo solucionaban?”. Ahora, por más dinero que gaste, no consigo ni acercarme a esas actrices que, con sus lisos rostros de terciopelo, me venden productos milagrosos desde las marquesinas de la parada del bus.

Para intentar consolarme, comienzo a conversar con el espejo y en esta animada charla, donde él no esconde nada, desde la indignación, le digo “¡ya no hacen los cosméticos como los hacían antes!”.

¡Cómo añoro aquellos turgentes pechos, que como astas de Miura apuntaban siempre hacia arriba! Entre la menopausia y la dieta, parecen dos higos pasos colgando hacia abajo… Y no digamos del trasero, que continuamente en pompa estaba. Cualquier prenda que me pusiera, la lucía con tal salero…

Con esta moda de ahora, si el pantalón te va holgado parece que te lo prestaron y si te entra muy justo, eres como una pelota pinchada a medio inflar…

¡Juventud, divino tesoro! Fuiste moda pasajera, muy efímera y fugaz. Como no dispongo de receta para retornar a ti, a los cuatro vientos grito: ¡Viva la arruga, que es bella! ¡Viva todo lo que cuelga!

De nada sirve lamentarse, pues es una moda universal, que a todos nos va llegando… ¡Y malo si no ha de llegar!

No se escondan, caballeros, que esta moda es unisex y también a ustedes les va a tocar… Y aunque estén acostumbrados, porque ya nacieron con alguna parte de su cuerpo colgando, con el paso de los años y al acercarse a esta edad, se irán quedando calvos, y eso les colgará más.

Señoras y caballeros, lo tenemos que aceptar. Pero por intentarlo todo, no dejando ningún remedio atrás, lo último que se me ocurre es utilizar la plancha ¡y ponerme a estirar!

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